jueves, 2 de agosto de 2012

Pedazos de un puzle incompleto...

Agazapados en la rutina miramos con recelo nuestros principios, tonos alegres de una estimada melodía que prometía no tener fin.

Con ojos repletos de brillo y esperanza observábamos  esos atardeceres que anticipaban el comienzo de una nueva aventura que poco tenía de previsible.

Las miradas cómplices adornadas con bonitos abalorios se disolvieron en el olvido y ni siquiera hicieron ruido al salir descalzas por la puerta de atrás.

Cada caricia cálida, cada gesto, cada suspiro iban dedicados a ti, procedentes del rincón más profundo de mi ser, pero eso en ti ya no existe, apenas cuenta...

Todos tus bonitos gestos ahora forman parte de una dolorosa rutina que consigue formar cada día una carga más pesada a mis espaldas...

Que no me deja respirar... Que me hace olvidar quien soy o quien fui.
De esa persona ya no queda rastro, ni sombra que la recuerde.

Tengo miedo a olvidar mi vida a no encontrar mi verdadero yo, pero tú eso lo desprecias.

Ya casi sin aire y con mis últimas fuerzas  te digo que comencemos a correr en sentidos opuestos o tu inexplicable atracción acabará por romperme en pedazos lo que soy...

lo que era...

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